Roberto Gómez Bolaños, inquieto desde chiquillo

CIUDAD DE MÉXICO, 29 de noviembre.- Roberto Gómez Bolaños nació en la Ciudad de México el 21 de febrero de 1929, en un hogar de clase media formado por sus padres Francisco Gómez, dibujante y pintor, y por la secretaria Elsa Bolaños Cacho.
Con sus hermanos Francisco y Horacio vivía en la colonia Del Valle, en una casa que fue construida poco a poco gracias a los ahorros de sus padres.
Sin embargo, cuando el pequeño Roberto tenía seis años, su padre falleció 
víctima de un derrame cerebral, luego de padecer sífilis, por lo que la dinámica familiar cambió por completo.
Tuvieron que dejar las comodidades de su amplia residencia, para irse a vivir a una casa mucho más pequeña en la que la inquietud de Roberto lo llevó a tener su primer contacto con el medio artístico.
Sin imaginarlo, se acercó a un circo que se montaba cerca de su casa y ahí presenciaba lo que vivían esos artistas y admiraba su lucha diaria y su creatividad para darle forma a sus personajes.
Roberto fue un niño que tuvo problemas de salud desde pequeño. Incluso pensaban que no iba a nacer, pero gracias a las atenciones de su tío y brillante médico Gilberto Bolaños Cacho pudo llegar a este mundo. Sin embargo cerca de los diez años tuvo complicaciones, por lo que abandonó la escuela por más de 12 meses para poder someterse a tratamientos y poder recuperarse. Esta es una etapa que a Roberto no le gustaba recordar.
Era tan inquieto que su contacto extremo con un perro callejero que adoptó, al que llamó Tarzán, lo llevó a que lo inyectaran 20 veces en el estómago, como parte del tratamiento antirrábico.
En esas calles de la Ciudad de México comenzó su amor por el deporte y en especial por el futbol. Organizaba partidos callejeros con sus hermanos y amigos, y según reveló el mismo en el libro Sin querer queriendo Memorias, fue invitado a integrarse a las fuerzas inferiores del equipo Marte y ahí tuvo la oportunidad de jugar en el Campo Asturias, que era el máximo escenario futbolístico en aquellos años, en un partido preliminar contra el España y en el que Roberto anotó el gol del triunfo.
Además de su afición por el futbol, también se dio a conocer porque junto con sus amigos, era bueno para las peleas. Entre sus amigos se encontraba Arturo Durazo, a quien desde su juventud llamaban El Negro, y que más tarde se convirtió en el temible jefe de la policía en la época de José López Portillo.
Por su afición al deporte, formó con su grupo de amigos el Club de los Aracuanes, en los que además de disfrutar del futbol, también les permitía desarrollar sus dotes de conquistadores.
A la par ingresó al Colegio Francés Morelos donde además de estudiar desarrolló su afición por el boxeo, el billar y el dominó. Cursó la carrera de ingeniería a nivel preparatoria, la que continúo al ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México.
En esa época también participó en algunos festivales taurinos, ya que su carácter inquieto no le permitía estar dedicado sólo a una cosa.
Cuando tenía 22 años conoció a una joven 7 años menor que él, Graciela Fernández, con quien inició  un largo noviazgo.
Para poder terminar su carrera de ingeniería Roberto decidió buscar trabajo, por lo que después de ver un anuncio en el periódico en el que se solicitaba un aprendiz de productor de radio y televisión, se presentó en la agencia de publicidad D’Arcy. Al llegar a un edificio en Paseo de la Reforma, junto al Hotel Continental, que era el lugar donde se encontraba la empresa, se formó en donde había menos personas  esperando y ahí era la selección para aprendiz de escritor. En innumerables ocasiones Gómez Bolaños platicaba que su futuro se definió por el tiempo que decidió formarse en una fila.
A pesar de no saber escribir a máquina, fue contratado con un sueldo de 350 pesos mensuales, con la ilusión y el deseo de aprender a manejar bien el idioma español.
Poco a poco fue escalando y comenzó a ayudar con los libretos del programa El estudio Raleigh de Pedro VargasGalería musical fue el primer programa radiofónico del que se encargó de los guiones.
Por requerimientos de la agencia de publicidad, debía escribir de todo tipo de proyectos. Por lo que una temporada se dedicó a escribir jingles para campañas de los Chiclets Adams.
De repente descubrieron que tenía condiciones para escribir comedia así que se decidió que Roberto se dedicara a escribir para Viruta y Capulina, de quien él pensó que se trataba de señoras. Más tarde se dio cuenta que se trataba de actores de comedia que comenzaban a tener mucho éxito con su estilo de mezclar diálogos con canciones.
El programa en la XEW duraba sólo 15 minutos, pero al ver el éxito que iba teniendo se decidió que se transmitiera con media hora de duración.
Chiclets Adams, empresa que patrocinaba el programa en radio, le propuso a Roberto y a los mismos Viruta y Capulina que se trasladaran a la televisión, por lo que poco después comenzó Cómicos y Canciones Adams.
Su carrera de actor comenzó en este programa, que se hacía en vivo y en directo y sin apuntador electrónico. Un día Roberto tuvo que sustituir a un actor que había faltado y como él había escrito el texto, sabía bien de lo que se trataba. A los actores y técnicos les agradó y al público también, por lo que las participaciones de Gómez Bolaños como actor se fueron repitiendo.
Su sueldo aumentó a mil pesos mensuales, lo que le alcanzó para casarse con Graciela Fernández, con quien hasta ese momento mantenía un sólido noviazgo. 
Poco después nació su primera hija: Graciela, quien como el mismo Roberto comentó, trajo la torta bajo el brazo. Viruta y Capulina lo contrataron como su escritor exclusivo paraCómicos y Canciones con una paga de 75 pesos por programa, lo que significaban mil 500 pesos al mes.
Poco después y sin dejar su trabajo en Cómicos y Canciones, fue nombrado jefe de publicidad de Radio y Televisión S.A. 
Poco después tuvo a su segunda hija, Cecilia del Sagrado Corazón, cuando ya vivía en una casa más cómoda y amplia en la colonia Del Valle. Luego llegó Teresita del Niño Jesús, Marcela, Roberto y Paulina.
Su carrera como actor también continuaba, ya con apariciones en películas como Dos criados malcriados.
Sin embargo su faceta de escritor no la abandonó, ya que le solicitaron a Roberto Gómez Bolaños que regresara a trabajar en El estudio Raleigh de Pedro Vargas, pero ya dando el brinco del radio a la televisión. Necesitó hablar con Viruta y Capulina para que no se viera afectado su contrato de exclusividad
A las pocas semanas los dos programa se convirtieron en los favoritos de la pantalla chica, lo que llenó de orgullo y de prestigio a Gómez Bolaños ya que las emisiones que él escribía se disputaban los primeros niveles de audiencia. 
En los inicios de su consolidación en la televisión, fue invitado por el productor Sergio Peña, quien estaba a cargo de la programación del naciente Canal 8, luego de la fusión de Televisión Independiente de México y los Estudios de San Angel Inn, para escribir una serie humorística. Así surgió El Ciudadano Gómez, en el que participaban después de varias pruebas Roberto Gómez Bolaños, Rubén Aguirre y Anabel Gutiérrez. En esta emisión de 13 capítulos participó Chava Flores, quien según dijo Chespirito, era el genio de la canción vernácula.
El ingenio de Gómez Bolaños  lo llevó a crear una parodia de los programas de mesa redonda: Los supergenios de la mesa cuadrada. La idea era tener a unos supergenios que respondieran a los cuestionamientos del público. Pero como era una emisión de comedia, aquellos supuestos genios eran interpretados por Rubén Aguirre, Ramón Valdés y el mismo Chespirito, caracterizado como el Doctor Chapatín.
En este programa se incorporó María Antonieta de las Nieves, quien se encargaba de leer las cartas del público. Ella posteriormente se convirtió en un pilar del grupo de actores de Gómez Bolaños.
Con la incorporación de otros sketches y nuevos personajes, se eliminó este programa para dar paso a Chespirito, emisión que se convirtió en un éxito.
Fue la catapulta tanto para Roberto Gómez Bolaños como para todos los actores que formaron parte de su equipo de trabajo.


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