Desde implantes subcutáneos que duran cinco años hasta las clásicas
pastillas, hoy existen variadas opciones de anticoncepción que se
adaptan a las preferencias y vidas de mujeres y hombres.
Las pastillas anticonceptivas se presentan en distintos
formatos, están aquellas que tienen 21 píldoras y otras que tienen 28,
estas varían según la dosis hormonal y deberían ser recomendadas por un
médico dependiendo de cada persona. Si se utiliza adecuadamente su
eficacia se aproxima al 100%.
Se trata de unas pastillas relativamente nuevas que, a
diferencia de las anticonceptivas, sólo contienen la hormona gestágeno.
Aunque su eficacia es un poco menor que las pastillas comunes, se ha
convertido en una buena opción para las mujeres que toleran mal los
efectos secundarios de los estrógenos. La presentación es de 28
pastillas que deben tomarse sin descanso.
Es un anillo de plástico que se introduce al igual que un
tampón y que por medio de pequeños poros libera hormonas similares a las
de las pastillas anticonceptivas. El anillo es igual de efectivo que
los anticonceptivos comunes y se deja por 21 días.
Este es un método consiste en colocar una pequeña varilla
en el antebrazo mediante una incisión indolora la cual libera gestágeno
paulatinamente produciendo un efecto de protección prolongada. El
implante tiene una durabilidad de tres a cinco años, dependiendo de si
se ponen una o dos varillas.
Con la misma eficacia y componentes hormonales que las
pastillas, lo único que diferencia al parche anticonceptivo es la vía de
administración. Este pequeño adhesivo, que generalmente se pone en el
vientre o muslo, se usa por 21 días y va soltando las sustancias
necesarias que son absorbidas por la piel.
Es la opción más utilizada y se puede combinar con otros
métodos de anticoncepción. El condón es una funda de látex u otros
materiales que se usa sólo una vez e impide el paso de los
espermatozoides al interior del útero.
Es una funda de plástico delgada pero muy resistente. Al
igual que un preservativo masculino, no se puede reutilizar, y su
eficacia oscila entre el 79% y el 95%.
El diafragma es un casquete de goma o látex muy flexible
que se utiliza principalmente como un método para prevenir enfermedades
sexuales, pero que también puede ser usado como medio anticonceptivo por
su eficacia como barrera de espermatozoides. Si una mujer decide
utilizarlo debe introducirlo previo al coito y no sacarlo hasta 8 horas
después de la relación sexual. Su eficacia se calcula entre un 82% y un
96 %.
Existen dos tipos de inyecciones hormonales, una mensual y
otra trimestral. La primera es un anticonceptivo combinado que contiene
estrógeno y gestágeno, por lo que actúa de manera similar a las
píldoras. La segunda sólo contiene gestágeno. Ambos métodos funcionan
bien pero es necesario consultar a un médico para ver cual conviene más
dependiendo de la persona.
La T de Cobre es un objeto pequeño que coloca el médico en
el útero de la mujer y que tiene una duración de aproximadamente cinco
años, por lo que es necesario realizar controles periódicos hasta su
caducidad. Su eficacia es de un 98%.
Es una sustancia que se puede encontrar en el formato de
óvulos o crema y que mata a los espermatozoides. Se debe utilizar pocos
minutos antes de tener relaciones pero no es considerado una opción
segura por lo que generalmente se combina junto con otro método de
anticoncepción.
La polémica pastilla del día después es definida por la
Organización Mundial de la Salud como anticonceptiva y no abortiva. Esta
opción, que sólo es recomendable en caso de emergencias, no es 100%
eficaz, pero logra evitar el 85% de los embarazos.
Existen dos métodos permanentes, el primero es la
vasectomía que consiste en ligar los conductos deferentes del hombre, lo
que impide que los espermatozoides se movilicen fuera de los testículos
y el otro es la ligadura de trompas, una intervención parecida a la
vasectomía en donde se cortar y/o ligan las Trompas de Falopio lo que
impide que el óvulo pase desde el ovario al útero.
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