El 'Proyecto moken' fue fundado por un equipo de cineastas y diseñadores
con la intención de despertar el interés del público por los moken, un
pueblo austronesio seminómada que vive en el archipiélago de Mergui, en
el mar de Andamán, a unos 55 km de la parte continental de Tailandia. A
los moken se los conoce también como los gitanos del mar. La fotógrafa
noruega Sofie Olsen se sumó al proyecto y viajó a las islas Surin para
documentar su estilo de vida.
Los moken son cazadores-recolectores y tienen un conocimiento
excepcional del océano y la vida marina. Para su manutención dependen
completamente de los recursos del mar, por eso la pesca submarina con
arpón les resulta vital para su subsistencia.
Los moken pueden bucear hasta una profundidad de más de 20 metros.
Además, pueden permanecer bajo el agua durante varios minutos en busca
de una presa.
Tienen también una visión muy buena bajo el agua ya que sus ojos se han
adaptado a enfocar en al agua de mar. Aunque no llevan pesas. pueden
caminar por el lecho marino de una manera similar a la que lo haría un
cazador en tierra.
Este pueblo nómada vive en el mar desde hace siglos, pero ahora están
siendo presionados para que abandonen este estilo de vida, se vuelvan
sedentarios y se sumen al sistema económico monetario.
A pesar de que ahora muchos moken viven permanentemente en la costa,
muchas familias pasan algunos días viviendo en sus botes, pescando y
recolectando alimentos. Los toldos remplazan hoy día a las hojas de
palma que antes hacían de techo, y los motores a las velas.
Durante la marea baja las mujeres recogen conchas marinas. Muchas usan
unas pequeñas canastas que hacen a mano y un cuchillo para recogerlas,
mientras que otras han cambiado las canastas por baldes de plástico.
Una forma tradicional de atraer a los peces de los profundos arrecifes
océanicos es creando un arrecife artificial, a 70 u 80 metros de
profundidad, atando hojas de palma a una soga en intervalos regulares de
dos metros, hasta unos 10 metros por debajo de la superficie. Alrededor
de este arrecife artificial se desarrolla un ecosistema que atrae a
peces grandes. Así, al estar más cerca de la superficie, a los moken les
resulta más fácil cazarlos.
Por miles de años este pueblo nómada vivió sin tener mucho contacto con
el mundo externo, pero las generaciones más jóvenes están empezando a
interesarse por la cultura occidental.
Aun así, muchas de las antiguas tradiciones de esta cultura siguen
siendo útiles y permanecen vigentes. Cuando el tusnami de 2004 en el
Océano Índico azotó la región, muchos moken lograron salvar sus vidas.
Gracias a una vieja costumbre que dice que cuando el mar retrocede hay
que subir a tierras altas, la gran mayoría se salvó del desastre.
Después del tsunami algunos moken fueron ubicados en chozas numeradas en
la playa. Como esto les impide continuar con su tradicional estilo de
vida gitana, su cultura se está desvaneciendo rápidamente.
Este poblado en una de las islas Surin se ha convertido en una atracción
turística. Para los moken, el abandono del nomadismo es letal. La
influencia de la cultura y el estilo de vida occidental es cada vez más
evidente. Todas las fotos son cortesía de Sofie Olsen/www.sofieolsen.com
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