La primera vez que tuve una cámara en mis manos tenía cinco años. Con el paso de los años rápidamente desarrollé mi interés por la fotografía y en particular por el material deportivo. A partir de ese momento decidí salir a las calles y aventurarme y fue en Londres donde le tomé una fotografía a una joven sin hogar que estaba acurrucada en un portal de una tienda lejos de mi gran lente de 70-200. Ella me vio y al mismo tiempo miles de miradas estaban sobre mí, me dio mucha vergüenza y mi cabeza me decía que debía salir de allí lo más rápido posible, pero algo me hizo ir a hablarle y fue justo ese día que su historia cambió mi forma de acercarme a la fotografía.
Cuando voy por la calle busco algo en los ojos de las personas. Es casi como un sexto sentido. Cuando lo veo es un reconocimiento instantáneo. Trato de captar esa emoción en mis imágenes. Más allá de tomar la fotografía, trato de tener una conexión con la personas y tener una conversación. Es importante ganar la confianza de la persona.
El objetivo del proyecto es simple. Quiero darle un rostro a lo invisible. No soy tan ingenuo como para pensar que puedo cambiar el mundo, pero creo que a través del arte se puede hacer una diferencia. Tengo innumerables emails que expresan la positividad de eso.
Mi fotografía favorita es la número tres. Fue tomada en Roma y para mí es un retrato que realmente captura el ambiente de una ciudad. Las manos orando, pero el “conflicto” no es obvio por la luz que se logra capturar desde el punto de vista religioso. La imagen debe detallarse y sentirse y te prometo que irás mucho más allá.
Sí, YellowKorner planea lanzar un libro de edición limitada de mis imágenes a finales de este año. También tienen imágenes de edición limitada.
¿Algo que le quiera decir a nuestros lectores?
Para mí, como la persona que produce imágenes, todo tiene que ver entorno a esta. Cada pieza tiene su propia narrativa, su propia emoción.
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