Hasta las once de la noche de este jueves, más de 80.000 personas habían desfilado ya por el Ayuntamiento de Sevilla para despedirse de la duquesa de Alba. Los sevillanos demuestran con ese gesto masivo el cariño hacia la aristócrata y también a su familia, que realmente en estos momentos es quien puede agradecerlo.
El núcleo duro del clan Alba, formado por los seis hijos de doña Cayetana, sus nietos y su marido, Alfonso Díez, ha recibido estos días el pésame de todos los que un día quisieron a la pizpireta duquesa. Con ellos, y obviando las posibles rencillas del pasado, han estado en todo momento las que un día formaron parte de ese clan, pero que por los avatares del destino se vieron fuera de él, sus ex nueras. Todas ellas se unieron a la familia visiblemente compungidas. Pero faltaba alguien. Faltaba Francisco Rivera, que se encuentra en México de vacaciones con su mujer, Lourdes Montes.
Al lado de sus hijos y de sus exmaridos se pudo ver a María Hohenlohe, ex de Alfonso; aMaría Eugenia Fernández de Castro, separada de Jacobo Martínez de Irujo desde 1998; aMatilde Solís que estuvo casada con el próximo duque de Alba, Carlos, y a una visiblemente afectada Genoveva Casanova, que quiso estar al lado de los hijos que tuvo con Cayetano. Sin embargo, ni rastro del ex de Eugenia.
Siempre buenas palabras para Genoveva
Las tres mujeres evidenciaron por última vez que doña Cayetana siempre guardó muy buena relación con quienes durante años estuvieron unidas sentimentalmente a sus hijos. A ellas siempre les tuvo un especial cariño, concretamente a Genoveva, a quien le hubiese gustado ver de nuevo reconciliada con su hijo menor. Sin embargo, eso no pudo ser, y a pesar de que darse una nueva oportunidad se hacía imposible para el matrimonio por la irrupción de Melani Costa en la vida de Cayetano, la mexicana continuaba viendo regularmente a la duquesa, sobre todo últimamente, cuando su salud ya era bastante delicada.
Pero si eran habituales los halagos de la aristócrata hacia Genoveva, más aún lo fueron hacia su único yerno, Francisco Rivera. Su boda con Eugenia Martínez de Irujo sacó la espinita que siempre tuvo Cayetana de emparentar con un torero –ella, cuyo primer amor no fue otro que Pepe Luis Vázquez, con quien le hubiera gustado casarse–. Aunque finalmente el amor entre el diestro y la duquesa de Montoro no pudo ser y su matrimonio apenas duró cuatro años, para la jefa del clan Alba siempre existió la posibilidad de que los padres de su nieta Tana se reconciliasen. Las parejas de uno y de otro rendían cuenta de la imposibilidad de dicha reconciliación, pero pese a todo era frecuente ver juntos a Fran y a la duquesa disfrutando de esa Sevilla por la que los dos sentían verdadera adoración.
Sin embargo, en 2012 todo se torció. Fran Rivera demandaba a su exmujer para conseguir la custodia de su hija que, según el diestro, había confesado sus deseos de vivir con su padre. La demanda cayó como un jarro de agua fría en los Alba, sobre todo para la duquesa que enseguida dio la espalda al que había sido su yerno favorito (aunque solo tuvo uno).
Cayetano sí acude al funeral
Quizá esa tensa relación entre el ahora empresario y su exsuegra haya sido determinante a la hora de que Fran haya preferido no acudir al entierro de la duquesa de Alba. Más aún teniendo en cuenta que hace menos de una semana hizo público, mediante unas declaraciones al programa Viajando con Chester, que desde hace dos años no habla con la duquesa de Montoro, más allá de correos electrónicos que se intercambian sus abogados.
En cualquier caso, la presencia de Fran en Sevilla era al menos una posibilidad teniendo en cuenta que su hija Tana está muy dolida por la muerte de su abuela. Su hermano Cayetano ha demostrado que si se quiere, no existe la distancia. El hijo mediano de Carmina Ordóñez, que se encontraba también en México con su chica, Eva González, su hermano y su cuñada, ha aterrizado a primera hora de este viernes en Madrid para acudir al funeral de la duquesa, con quien ha mantenido una excelente relación desde que sus familias se emparentaron.
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